viernes, 22 de febrero de 2013

La apoteosis del despropósito.

Han pasado ya cuatro días, y sin embargo el Via Crucis de la Fe sigue dando coletazos tanto en tertulias de barra de bar, programas de televisión,radio, por no hablar de las redes sociales.

El caso es que pudo ser un día histórico, de los que nunca se olvidan, pudo ser un acontecimiento de esos que se quedan en nuestra retina pese al paso del tiempo...Y lo fue. Pero no lo fue de la manera que todos deseábamos, no fue como el guión había programado, es más, ni siquiera se vio un atisbo de lo que cualquiera hubiéramos imaginado.
No señores, no. La lluvia, esa invitada que incordia,molesta, y que nadie desea en su fiesta, se apuntó como tantas y tantas veces. Una vez más apareció en el momento más inoportuno. Llegó, estropeó la fiesta...y se marchó.

El Via Crucis de la Fe, echaba el cerrojo sin ni siquiera haber abierto la puerta. Se acabó sin empezar. Y es que como suele ocurrir, lo que mal empieza mal acaba. Todo, o casi todo, se hizo mal en la organización de este gran acto de Fe. Empezando por la idea, ya que por muy efectista que resultase, nos privaba del Via Crucis del Consejo, con una sola imagen, en sus andas, como siempre se ha hecho.
Si, el del Consejo, ese Consejo que tan en evidencia ha quedado con la mayoría de decisiones que ha tomado en cuanto al magno Via Crucis. Empezando por la designación de algunas hermandades, haciéndolo por conveniencias, amiguismo o por la famosa ley de la compensación. No se fue serio desde el principio y eso salió caro. Filtraciones a la prensa entre otros motivos, elecciones controvertidas, dejando fuera del mismo a hermandades en las que su misterio representaba claramente la estación a rezar. La Exaltación por ejemplo.
Un Consejo que también quedó en entredicho tras la suspensión del acto. ¿Donde está su autoridad?. Torreblanca se asomó a Santa Marina, Montesión quiso hacerlo también a la Plaza de los Carros, o las Siete Palabras con su intento de paseo hasta el Museo. ¿De que sirve que el Consejo diga que no, si después algunas hermandades actuán con libre albedrío?. Orden señores.

Así fue, Torreblanca haciendo caso omiso al Consejo sacó su paso a las puertas de Santa Marina, rezó su estación y volvió a entrar. Sin entrar en discusiones de si hizo bien o mal, la pregunta es ¿Tan malo fue lo que hizó? ¿Es necesario ese linchamiento para una hermandad ejemplar como lo es esta?. Sinceramente pienso que no. No fue a la Catedral, no se paseó, simplemente rezó su estación, con su gente, ¿o acaso no es eso un acto de Fe también?. Para ellos era una ocasión única, y si esa es su manera de mostrar la Fe, pues perfecto. Pasa en este caso, que claro, es muy fácil la crítica al tratarse de Torreblanca, pero...¿hubiésemos sido tan feroces y críticos si eso lo hace el Gran Poder por ejemplo? Ya, ya se que al Gran Poder no le hace falta eso, pero apuesto que el linchamiento hubiese sido mínimo,dudo incluso que se hubiera criticado.

En otro orden de cosas, este No Via Crucis dejó claro la cantidad de "nuevos periodistas cofrades" que se encuentra uno en las redes sociales, así como el daño que están haciendo. Van de visionarios, de que todo lo saben, y de que lo dicen " es así" porque lo dicen ellos y punto. Con la consecuencia de que sus seguidores dirán amén a cada una de sus opiniones.Una pena, porque muchas de las criticas fáciles que se vertieron el domingo se hubiesen ahorrado sin estos eruditos de la palabra.

Y así tantas cosas, y casi todas mal, todo un despropósito de principio a fin, y una historia que acabó, porque tal vez nunca debió empezar.

Lo que si quedó claro es que cuando se trata de Cofradías, Sevilla sale a la calle como solo ella sabe hacerlo, a mostrar su Fe, su devoción, y su pasión. Estando con sus titulares haga frío, llueva o haga sol...
Porque...¿no es esto también un acto de Fe?.








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